La noción milenaria del binarismo de género, que es claramente ideológica y no corresponde a la realidad objetiva, debe sustituirse por un no-binarismo realista, que puede expresarse como conjuntos difusos de género, formados por afirmaciones personales de identidades difusas. Una identidad difusa no se define por un sí o no, sino por un más o menos, desarrollado según una lógica informal o difusa.
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jueves, 11 de noviembre de 2010

Autonomía personal en el No-binario


Por Kim Pérez



Me han ofrecido que participe en un curso, al que voy con el tema “Autonomía personal en el No-binario de sexogénero”.

El título lo hemos pensado entre el Director del curso y yo, y estoy muy contenta de él.Voy a empezar a explicarlo por la segunda parte.

Fijaos en que no habla de “no-binarismo”, sino de “No-binario” y con mayúscula.

Es que “no-binarismo”, terminado en “ismo”, parece el nombre de una ideología, que puede estar un tiempo de moda, y luego pasarse, o ser contradicha, o superada.

No-binario en cambio es una descripción de la realidad del sexogénero.

Es que siempre ha sido así, no-binaria.

Siempre hemos visto hombres muy masculinos, hombres menos masculinos, mariquitas, intersexuales, personas ambiguas, camioneras, mujeres menos femeninas, mujeres muy femeninas...

¡Siempre hemos estado todos ahí!

¡Ésta es la realidad!

Lo que ha sido ideológico, ha sido el binarismo, que se ha negado a ver la realidad y ha dicho, con los ojos cerrados:

“Hay sólo hombres y mujeres.

“Los hombres tienen que ser masculinos y las mujeres, femeninas.

“Los hombres tienen que desear a las mujeres y las mujeres tienen que desear a los hombres.

“Todo lo que esté fuera de estas reglas, no existe; y si existe, no se habla de ello; y si se habla, es para llamarlo antinatural, o vicio, o delito”.

La consecuencia de la ideología binarista es que, durante siglos, y milenios, muchas personas nos hemos visto apartadas de la sociedad, o calladas, o penalizadas.

Cuando en el No-binario, que sólo hoy empezamos a verlo, hay sitio para todos: para los hombres muy masculinos y las mujeres muy femeninas; para los menos masculinos y para las menos femeninas; para los, las y les intersexuales; para las personas ambiguas; para los homosexuales al 10% o al 100%; para los, las y les transexuales...

Para la variabilidad humana, tan interesante, tan emocionante...

Por eso, ver el No-binario es ver la realidad; es como si se nos hubiera caído un velo de los ojos, al comprender que todo ello ha estado siempre ahí y que todo es respetable.

Está y ha estado en distintas proporciones de la vida social. Hay mayorías y minorías, grandes mayorías y pequeñas minorías, aunque muchas personas que están en la mayoría, lo están sólo por miedo al binarismo y estarían en alguna minoría si pudieran.

No es nada nuevo; es que lo que hay, se acepta.

Y se valora.

Ver el No-binario es como ver el Universo. Por eso lo escribo con mayúscula. Es la Realidad.

Para colmo, cuando miramos los componentes del No-binario, nos damos cuenta de que no podemos señalar los límites estrictos entre unos y otros.

¿Dónde está la separación entre hombres muy masculinos y hombres menos masculinos?Vemos muy bien la diferencia entre algunos y algunos otros, los que lo son de manera más exagerada.

¿Pero para los hombres más normales, los más corrientes, millones de padres de familia, miles de artistas, dónde está la división?

No hay línea de división; hay una matizada, infinita, gradación, en la que encontramos quizá a muchos hombres que nos son muy admirables y muy queridos.Lo mismo sucede con los homosexuales; si sabemos que la mayor parte de las personas hallan en sí mismas sentimientos homosexuales y heterosexuales en distinta proporción, ¿dónde está la línea de separación?

No hay líneas tajantes en el No-binario. Hay conjuntos difusos de sexogénero.Hay muchos conjuntos difusos, de hombres muy masculinos más heterosexuales, de hombres muy masculinos más homosexuales, de... etcétera (que significa: Y los demás)

En la realidad del No-binario, formado por conjuntos difusos, cada cual tiene su sitio, y sólo reconoce que otros están en sitios distintos del suyo.

No hay que preocuparse por mayorías: la mayoría es de hombres más masculinos y más heteros, y de mujeres más femeninas y más heteras. Y además saben que hay diversas minorías, y que todo es más o menos, es decir, que todo es difuso.

No inventamos nada. Todo es como es, todo es la realidad que conocemos, variada, curiosa. Sólo que no le imponemos a nadie que sea como no es, en nombre de un binarismo que no tiene que ver con la realidad.

Los conjuntos difusos se forman por afinidades: éstos se parecen a mí. Yo estoy a gusto entre éstos.Los conjuntos difusos son conjuntos de personas afines.

Siendo nuestra mente lo principal de nuestra vida, nadie puede decir objetivamente, fijándose sólo en lo físico, a qué conjunto pertenecemos.

Sólo cada cual, mirándose por dentro, puede decidirlo.

Cuando andamos por el No-binario, sabemos que sólo cada cuál sabe dónde está y dónde quiere estar.Es tan sutil todo, tan difuso, que nadie desde fuera puede saber mejor que nosotros dónde estamos y dónde queremos estar.Quiénes son nuestros afines cuando nos encontramos conviviendo con ellos. Muy masculinos o menos masculinos, muy femeninas o menos femeninas, muy ambiguos y viéndonos justamente como ambiguos, muy heteros, muy homos, menos heteros u homos...

Ésa es la inmensa Realidad que nos rodea, el No-binario. Y para andar por ella, sólo la autonomía personal lo puede decidir...