Una identidad difusa no se define por un sí o no, sino por un más o menos, desarrollado según una lógica informal o difusa.
La teoría de los conjuntos difusos de género se constituye por tanto en el modelo básico de un liberacionismo difuso que ya no se plantea binariamente, como un enfrentamiento dualista entre categorías opuestas como opresores/oprimidos, hombres/mujeres, blancos/negros, propietarios/desposeídos, sino que tiene en cuenta la existencia de desclasados, emancipados, intersexos, transexuales, mestizos, cooperativas, etcétera.
El nuevo liberacionismo parte por tanto de los conjuntos difusos sociales y se plantea como un juego de alianzas variables en al multitud de los movimientos sociales. Políticamente, se puede expresar en un multiculturalismo difuso, que también corresponde más a la realidad que el cerrado, formado por identidades múltiples y subjetivas, reconocidas como variables y practicadas también en un sistema libre de alianzas.
En este contexto, se entiende como avanzada la alianza en curso del movimiento transgénero con el movimiento indígena en América Latina, tendente a las necesidad comunes de liberación y mantenido por las tradiciones no binaristas de género presentes en las culturas indoamericanas.
Filosóficamente, la insistencia en el más o menos que constituye conjuntos difusos no debe ser entendida como un relativismo donde todo vale lo mismo y por lo tanto resulta inmovilizador. No sólo hay una verdad difusa, en la que ciertas afirmaciones son más verdad y otras menos, sino que la liberación constituye una práctica de valor objetivo.
(Texto: Kim Pérez)
(Diseño de la imagen: Nikkos Reinosa Quintana, Pilar Muñoz Sandoval)